>>TODO
PENSAMIENTO ES UNA SEMILLA. SI PLANTAS SEMILLAS PODRIDAS, NO CUENTES CON
RECOGER MANZANAS DELICIOSAS. BILL
MEYER<<
Cuando
la víctima tiene antecedentes de buen rendimiento escolar y de repente pasa por
una etapa de bajo rendimiento, el aspecto emocional puede estar repercutiendo
en esta baja, producto del bullying.
El bajo rendimiento escolar es
un problema frecuente y tiene múltiples causas; las alteraciones que lo
caracterizan, se expresan fundamentalmente en las áreas de funcionamiento
cognitivo, académico y conductual. El bajo rendimiento escolar es una vía final
común de diferentes trastornos, etiologías y mecanismos. Es habitual la presencia
de múltiples alteraciones, porque la disfunción cerebral en la niñez
generalmente afecta a muchas funciones. Consecuente con lo anterior, los
programas de manejo deben ser individualizados, comprensivos e incorporar
aspectos del niño en particular, la escuela y la familia. La planificación del
tratamiento incluye, educación y entrenamiento de los padres, adecuaciones
académicas, técnicas para mantener la autoestima y un enfoque
psicofarmacológico. Es necesario monitorear en forma continua los programas de
manejo especialmente para detectar comorbilidades importantes que puedan
emerger, para realizar modificaciones que se adecuen a los cambios en las
demandas académicas y sociales a las diferentes edades del niño y para proveer
de información actualizada. Las consecuencias que tenga el bajo rendimiento
escolar para el niño dependerán en medida importante de las alteraciones
subyacentes. El personal de salud tiene múltiples roles en la prevención,
detección, diagnóstico y manejo del niño con bajo rendimiento escolar.
IMPACTO
Los estudios realizados
detectan una relación inversa moderadamente significativa entre el fenómeno
bullying o acoso escolar y rendimiento académico. Según concluyen, a mayor
grado de participación, menor rendimiento escolar, siguiendo el orden de
observador, a víctima y agresor.
En el caso de la víctima, la
vivencia de ataque provoca descenso de la autoestima, estados de ansiedad e
incluso cuadros depresivos, pudiendo llegar al suicidio, con la consiguiente
imposibilidad de integración escolar y académica. Estos niños y niñas consumen
energía en su defensa y miedos, alterando la capacidad de memoria,
distorsionando la capacidad cognitiva, dificultando la concentración, y por lo
tanto, perjudicando gravemente el aprendizaje. También se ve afectada la
socialización, agravada además por un aumento de la tasa de inasistencia,
llegando en algunos casos al abandono escolar.
El rol agresor, presenta una
autoestima deteriorada y baja motivación escolar, actuando impulsivamente,
evidenciando dificultades de atención y concentración, factores esenciales en
el aprendizaje. Paralelamente, está sujeto a consecuencias indeseadas y puede
suponer para él/ella un aprendizaje inadecuado sobre cómo conseguir objetivos y
por tanto, estar en antesala de una futura conducta delictiva.
Por último, en el caso de los
observadores, también ven afectado su rendimiento escolar, ya que viven
situaciones que les suponen un aprendizaje sobre cómo comportarse ante
situaciones injustas y un refuerzo para posturas individualistas y egoístas,
viéndolo como una salida llegando a valorar como posible y respetable la
conducta agresiva, pudiendo generar en ellos/as la desensibilización que se
produce ante el sufrimiento de otros, a medida que van contemplando acciones
repetidas de agresión en las que no son capaces de intervenir para evitarlas.
Todo esto genera conflicto de valores, falta de concentración, miedo,
confusión, inseguridad y disminución de la autoestima, afectando directamente a
su capacidad de trabajo y rendimiento escolar.
Distintas investigaciones
avalan que el bullying provoca un malestar general en la persona que está
implicada, disminuyendo su calidad de vida. En los apartados siguientes, se
describirá a nivel conceptual, la relación que existe entre la dinámica de
bullying, y el rendimiento académico en el adolescente, haciendo hincapié en el
rol del agresor y el de la víctima.
* El comportamiento
interpersonal durante la infancia y la adolescencia
* Juega un papel vital en la
adquisición de reforzamientos sociales culturales y económicos. Los niños,
niñas y adolescentes que carecen de los apropiados comportamientos sociales
experimentan aislamiento social, rechazo y, en conjunto, menos felicidad.
En cuanto a la primera
variable "estrategias cognitivas de aprendizaje", mostró como
resultado que los adolescentes que estaban inmersos en la dinámica bullying,
más específicamente en el rol de víctima y de agresor, presentaban mayores
dificultades en las estrategias de estudios, enfocándose en las superficiales o
memorísticas, así como problemas en la planificación y búsqueda de sus logros
académicos, en comparación con el grupo general. En cuanto a la segunda
variable "rendimiento académico", los alumnos que se encontraban en
el rol del agresor.
Como conclusión hay que
resaltar el daño personal, social y académico que sufren todas los roles que
intervienen en una situación de acoso escolar o bullying, siendo prioritario la
prevención y/o la intervención lo más inmediata posible.
CONSECUENCIAS DEL BAJO RENDIMIENTO ESCOLAR
En la etapa escolar de un niño
no se debe permitir que queden vacíos en el aprendizaje de este, porque son
muchas las posibilidades de que presente un problema como la dispedagogía, que
es cuando en el estudiante no ha consolidado el aprendizaje de años anteriores,
y este va arrastrando una “educación incompleta”.
Lo ideal es que los padres
ayuden a sus hijos en el aspecto académico para poder mejorar, que hagan un
diagnóstico cuando detectan algún problema en su rendimiento escolar y que
sepan cómo tratarlo, ya que según expertos el castigo en estos casos no suele
ser la mejor opción y lo recomendable es que sea tratado de manera científica.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario